Los tibetanos conviven con una multitud de símbolos y objetos de los que se sirven para protegerse de desgracias o para llevar consigo una representación de sus deidades protectoras.
El
gau es famoso por sus filigranas e incrustaciones y ha gozado desde
siempre de mucho respeto por parte de los tibetanos, al que se le
atribuyen grandes poderes protectores.
Se
trata de una hermosa cajita de metal decorada con diversas joyas
incrustadas que puede llevarse colgada del cuello o de la muñeca.
Los tibetanos creen que estos preciosos amuletos pueden protegerles de cualquier enfermedad y accidente y además elejan las desgracias.
Se utiliza para guardar en su interior algún verso o texto religioso escrito en sánscrito y también para llevar objetos o símbolos que los tibetanos consideran sagrados o que han sido bendecidos por el lama.
Otros
importantes amuletos tibetanos son las mandalas, unas telas que se
llevan plegadas, una en el interior de la otra, y colgadas a la altura
del corazón.
Los mándalas son diagramas o representaciones esquemáticas y simbólicas del macrocosmos y el microcosmos.
Para que sus efectos sean benéficos sus ejes han de estar orientados en coincidencia con los ejes celestes y telúricos.
Símbolos frecuentes de los amuletos tibetanos
La
esvástica. Se trata de una alegoría solar que aparece en las culturas
más primitivas de todo el mundo. Representa la acción del Principio
sobre el Universo.
El Loto. Puede
ser de color blanco, azul o rojo. Simboliza la revelación final y las
infinitas posibilidades de crecimiento espiritual del ser humano.
El Yin y el Yang. De procedencia china, representa dos principios: el activo o masculino y el pasivo o femenino.
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