El mágico poder de los talismanes deriva del hecho de que, según el credo taoísta, están permanentemente habitados por espíritus. El hombre puede comunicarse directamente con ellos por medio de los talismanes, sin la participación de un médium. La interdependencia del mundo espiritual taoísta con el mundo material, posible por el uso de talismanes, tiene mucha más significación de la que podemos ver en la espiritualidad occidental.
Los talismanes constituyen la esencia básica para la práctica individual y los ritos comunitarios en la religión taoísta. Los sortilegios y encantamientos, previamente escritos y pintados, son muy comunes en China. La composición del carácter chino shou, que significa invocación a los espíritus, se muestra con los caracteres de dos bocas en la parte superior y una varita mágica, sugiere la participación de dos personas, una presumiblemente un médium, atraído por la tarea de invocar espíritus.
Bajo la influencia chamánica, los médiums han jugado una parte muy importante en la experiencia mística del Taoísmo chino durante el período Han e incluso antes. Talismanes de particular poder fueron fabricados por místicos que les capacitaron supuestamente para comunicarse directamente con los espíritus.
Los cuatro pantáculos de Gael
Es una verdadera gimnasia del pensamiento la que usamos al confeccionar los talismanes; el efecto de estas prácticas será infalible, como la naturaleza misma, siempre y cuando se realicen con una confianza absoluta y una inquebrantable perseverancia. ELIPHAS LEVI.
Modo de usarlos
Por regla general, los talismanes se hacen para ser llevados por quien los usa, a menos que hayan sido destinados a ser colocados en algún sitio de la vivienda, como por ejemplo el dormitorio. Pero también se considera que ciertas esculturas, y a veces ciertos edificios, poseen en su conjunto un carácter talismánico. Ahora sabemos lo que es un talismán y para qué sirve. Aún más, sabemos fabricarlo nosotros mismos.
Pero no olvidemos que si lo guardamos sólo como un objeto pasivo, nada nos aportará, pues no está dotado de ningún poder sobrenatural, ni posee por sí solo ninguna virtud milagrosa. Se trata de un objeto inerte, que solo puede ser animado por la fuerza de nuestro pensamiento. El hará que cristalice nuestra voluntad de éxito y será el apoyo de nuestras secretas aspiraciones, al ayudarnos poderosamente a orientar y a fijar nuestra influencia mental.
Sin nosotros, el talismán no es nada.
Como todo objeto, está hecho para servirnos, así que SIRVÁMONOS DE ÉL! Visto bajo este ángulo de utilización, podemos comprender que el mejor lugar para colocarlo ser aquel en el cual pensamos con más frecuencia. Cada vez que lo tengamos en mente, formularemos, consciente o inconscientemente, la meta que nos hemos propuesto lograr.
Por lo tanto, debemos colocarlo en el lugar dónde más a menudo nos encontremos: nuestro lugar de trabajo, nuestra mesa de estudio... Si tenemos un trabajo que nos exija numerosos desplazamientos, podemos utilizarlo como serial para marcar páginas en nuestra libreta o agenda de trabajo.
Así, cada vez que la abramos, saltará a nuestra vista y forzosamente nos veremos obligados a consagrarle aunque solo sea una fracción de segundo de nuestra atención. Al salir de nuestro trabajo, podemos llevarlo en la cartera, en nuestro maletín o en el bolsillo.
Al llegar al trabajo, debemos sacarlo y ponerlo a la altura de los ojos. Por la tarde, repetir esta costumbre y traerlo otra vez a nuestra casa.
El simple hecho de tener que pensar en llevarlo y no olvidarnos de esto, igual que ocurre, por ejemplo, con nuestras llaves, hará que lo conservemos en la memoria constantemente. En ese momento, debemos esforzarnos por materializar una vez más en la mente nuestra secreta aspiración. Únicamente la repetición contínua de nuestros pensamientos creadores puede hacer que se materialice nuestro deseo.
No es necesario VER constantemente el talismán para pensar en ello. Si este se encuentra en contacto con nuestro cuerpo —por ejemplo, al estar colgado de un cordel alrededor del cuello-, un simple contacto con la piel hará que nuestro cerebro registre su presencia. Si cada vez que percibimos esta presencia nos acostumbramos a afirmar con nuestra mente la próxima realización de nuestro anhelo, este llegará a ser nuestro! Entonces, el talismán habrá cumplido su papel, ya que a fuerza de realizar mentalmente nuestro deseo, terminará por materializarse.
No olvidemos que, por sí solo, nuestro talismán no tendrá ningún efecto tangible: no tiene otro objeto que ayudarnos, pero nos corresponde siempre hacer el esfuerzo principal. Una vez que hayamos utilizado uno de estos talismanes, debemos guardarlo con gran cuidado, o quemarlo; en efecto, de acuerdo con la Tradición, la virtud de un talismán se pierde si se extravía o se presta; por lo tanto, debemos tener mucho cuidado en no desprendernos nunca de él, ya que puede servir de arma en contra del anterior propietario (hechicería).
Cuando hayamos llegado a PENSAR con tal fuerza y tal tenacidad que veamos materializados varios de los fines que nos hemos fijado, entonces llegaremos a conocer el inmenso poder que dormía latente en nuestro ser. Entonces, solo necesitaremos de nuestro PENSAMIENTO CREADOR, y podremos prescindir de los talismanes. Por lo menos, ellos nos habrán ayudado a comenzar y luego a afirmar nuestro poder, y esto ya habrá sido bastante. -Ayúdate, y el cielo, te ayudará.
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