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Para los
pueblos primitivos, todas las cosas naturales poseían un poder innato que se
conoció como Mana. Esta palabra, acuñada por los nativos de la Polinesia, se
puede encontrar también en la narrativa bíblica con una pronunciación algo
distinta: Maná. Era el sustituto del pan que Dios enviaba diariamente a los
judíos durante su peregrinación por el desierto. El Maná llovía del cielo cada
mañana, y tenía que ser consumido el mismo día de su recolección, de otro modo,
perdería su sustancia y se deterioraría rápidamente. Se parecía a la semilla de
coriandro (cilantro) y sabia a "hostia amasada con miel. "L.a gente daba vueltas recogiéndolo, lo molía en molinos o batía
en morteros, lo cocía en sartenes y hacía tortas: y su sabor era el sabor del
aceite nuevo."
(Num., 11:8). Los judíos comieron el maná durante los 40
años de su peregrinación, hasta que llegaron ala frontera de la tierra de
Canaán. "Y el Maná dejó de caer el día siguiente después de comer el viajo
maíz de la tierra; y los hijos de Israel ya no comieron Maná nunca más; pero
comieron las frutas de la tienes de Canaán, aquel año. Actualmente, muchos creen que los algarrobos, también conocidos como pan de San
Juan , eran el maná bíblico.
Los yogis
tienen un nombre algo distinto para esta sustancia, aunque para ellos no tiene
propiedades físicas. La llaman Prana, la esencia de la vida proveniente del
sol, que los seres vivos pueden absorber con la respiración. Unos ejercicios
respiratorios especiales, ideados para extraer el máximo beneficio posible de
esta esencia vital,
se conocen como Pranayama y son, según los yogis,
suficientes para sostener la vida de por sí. En otras palabras, podríamos
existir sin consumir alimentos, si sólo pudieramos entrenamos a obtener del
aire que respiramos la esencia vivificadora del Prana.
El maná de
los judíos era la materialización del prana, con todas sus propiedades
vivificantes. Según el Pentatéuco, esta materialización tuvo lugar por la
intervención divina de Dios, para asegurar la supervivencia de los judíos en el
desierto. Esta fuerza creativa, que se ha llamado, alternativamente, Mana, Maná
y Prana, y que es fuente de vida y de todos los actos mágicos, está presenta en
todos los seres vivos, en mayor o menor grado. La medida en la que el mana está
presente en algo, depende de la capacidad de este algo de reunir el mana en sí.
Así, se dice que algunas sustancias poseen propiedades mágica especiales, y son
grandes receptáculos de poder y buena suerte. Estas son las sustancias
conocidas como amuletos naturales.
Hay
amuletos naturales en el reino Vegetal, Mineral, Animal, y en Sustancias
organicas.
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